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“Así, todo Uribelarrea quedó bajo la dominación del patrón, como resultado de la devoción que le profesaban los fracasados. Arrastrados por su lógica, quedaron igualados en el sometimiento, terminaron como siervos de quien encarna, mejor que nadie, lo que ellos no pudieron ser, lo que no hicieron de sus miserables y malogradas vidas.”

Si el Poder efectivo y vigente somete al individuo a la alienación, a la explotación, a la rutina degradante que le marca el mercado, en siglos anteriores, esa dominación se materializaba en la entrega del cipayo, la atadura a la tierra del siervo, o la obediencia ciega del soldado. Los nueve relatos que componen este libro tienen como eje troncal al Poder en sus más enrevesadas apariencias y las diferentes formas en que neutraliza, humilla y elimina al ser humano.

Un colegio católico, la dictadura, un pueblo de provincia, el imperio Inca, la Guerra del Paraguay, la pampa colonizada por los españoles, las Estancias de los nuevos ricos, son el contexto, geográfico y temporal, en el cual se mueven los personajes de estos relatos. Todos buscan algún sentido a ese mundo que los controla y los aplasta, pero sus módicas rebeliones nunca alcanzan para salvarlos de la derrota, la soledad o la muerte.