Libros

Pilar Galende es médica. Los primeros años de carrera se sintió aturdida por la voracidad con la que el alumnado abría cuerpos muertos para estudiarlos. Si avanzó en la carrera fue porque quería encontrarse “a los dueños y dueñas de los cuerpos y conversar con ellos”. Basta esa sola línea para entender el nivel de humanidad con la que puede ejercerse una profesión. De eso se trata este libro.

Las crónicas que lo componen están atravesadas por sus vivencias como personal esencial en el área de Salud en Santa Rosa, La Pampa, durante la pandemia de COVID-19. Historias aturdidas por el dolor y la fragilidad que hablan de la vida, de mirar a los ojos, de saber escuchar, de cuidar en el sentido más amplio del verbo, de no olvidar. Habitan estas páginas doña Juana, Fidel, Silvana, Johana, Alberto, Clara, Antonio y queda vibrando la voz de la señora Irma. No hay pacientes, hay personas.

También somos un cuerpo está escrito desde la incomodidad, desde los márgenes, con un compromiso literario que nos protege en la intemperie. Y se sostiene en la convicción de que las palabras no curan, pero encuentran modos insospechados de sanar. “Hay algo que sucede en el cuerpo que no puede auscultarse, ni se registra en un electrocardiograma, ni aparece en el monitor de presión”, dice Pilar Galende en uno de los relatos, para sentenciar después que eso que ocurre “es el amor”.

Nada aprendimos de lo que nos pasó, pero sin duda estos relatos nos recuerdan en qué vereda del mundo y junto a quiénes deseamos estar de pie.

Ángeles Alemandi