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Si sabemos lo que es un “díptico” (según la RAE: “Pintura, grabado o relieve compuestos por dos paneles que se pueden plegar como las tapas de un libro”), entenderemos qué es un “políptico”. En esta novela breve (incluso algunos capítulos pueden comportarse como cuentos independientes, “plegables”, además de tributar a la trama total) se tejen no dos, sino muchas imágenes de Haedo y, en especial, de dos de sus habitantes: el escritor y estudiante de Historia Ladislao Pilet (que lo vemos cimentarse desde la niñez hasta la juventud tardía; también el barrio cambiará en esos veintitantos años) y un joven pintor, perteneciente al “grupo” del primero. Las personas gramaticales oscilarán entre la primera y la tercera, cada capítulo con su particularidad.
En ambos personajes, desde luego, se repiten datos y hechos autobiográficos propios del autor. Sin embargo, como se puede observar con claridad, no se trata este libro de una autobiografía. Es de ficción, como ya se hubo expresado líneas arriba al ser tratado de novela breve (o incluso de portador de “cuentos”). Se edificó a partir de textos ya publicados, en general modificados; de textos nuevos escritos para la ocasión; y de textos ya existentes inéditos. Esta triple complexión hace de él una obra fraccionaria (capítulos, materiales de diversas procedencias) pero con gran cohesión interna y originalidad. Representa a una geografía y a un tiempo como ninguna otra lo hace. Es más, el lugar que hoy ocupa, de novela puramente “haedense”, estaba vacante desde cualquier inicio.

El autor, Javier Soverna, nació en Ramos Mejía en 1979, pero siempre fue un habitante de Haedo, ya como residente, ya como trabajador en su librería (Tesalia). Estudió Letras y se recibió de Bibliotecólogo. Publicó además del Políptico, su segunda novela breve, entre otras obras: In Memoriam Pseudo Calístenes (cuentos, 2012), El laberinto inevitable (cuento, 2021) y El Libro de los Siglos y los Instantes (que reúne más de trescientos poemas, 2022).