Libros

Un hilo choricero, un rollo Kodak de 24 fotos, un capítulo de “Dragon Ball Z”, la muerte de un abuelo, Diego Armando Maradona, un changuito de supermercado, un kiwi, una pieza de porcelana japonesa kintsugi, una tesis de doctorado, un café con leche, una sesión de terapia, la Real Academia Española, un perro ansioso, el muñeco Michelín, una canción de Gabo Ferro.

El continuo estruendo del mundo. Relatos y derivas de Gabriel Hernández nos acerca una mirada sobre una época, habitada en primera persona. Una mirada que se sitúa al mismo tiempo dentro y fuera de eso que observa. La voz que recorre estos relatos se pregunta por el funcionamiento del mundo, de las cosas y de los vínculos. Para darse posibles respuestas, toma elementos de la realidad que bombardea con información, atravesada a veces por el filtro de lo falopa. “Yo creo que falopa y trucho no son sinónimos. Lo falopa es la condición para lo bizarro, y por eso es algo bello y digno de contemplar”, dice Hernández. 

En estos relatos lleva el timón el fluir del pensamiento a través de asociaciones, como si estuviéramos ante un catálogo de la vida exhibida en pequeñas viñetas. En cada una de las historias algo se devela y algo se transforma. Quizás todo gire alrededor de esa unión entre lo conocido y lo que está por descubrirse. 

Daniela Goldín y Gilda Zukerfeld