La fuga vertiginosa en busca de solidez lleva a un joven a cruzar la frontera mexicana. Manhattan envuelta en las corrientes musicales lo arrastran junto con un grupo de amigos a sumergirse en una atmósfera que parece arrastrarlos al descontrol, al caos.
La novela transcurre en tiempos difusos y paralelos en tres zonas determinadas: la ciudad de Buenos Aires, la política, la dictadura, la orfandad; Monterrey (México) la extensa frontera minada de eventos trágicos, y la ciudad de Manhattan (Estados Unidos) en donde la vida fluye imprecisa, cemento y plástico, su vertiginosidad parece representar la liquidez que solo la música confronta para establecer algún tipo de solidez, algún tipo de esperanza.
Un mundo paralelo en donde la psiquis se expande en una nueva forma de sentir, de pensar, de trascender, la droga es el refugio y la pesadilla. Las incógnitas que encierran el accionar político y las consignas que llevaron a tantos jóvenes a la muerte, en busca de solidez, ante la necesidad de darle un sentido a sus vidas. No se trata de ideas, solo es un juego con la muerte.
El autor escarba en los individuos pretendiendo desmenuzar la esencia del Ser, sus combates con la razón y el empalme con la demencia. El sentimiento del fracaso, la búsqueda de la sustancia, el amor, la amistad, la traición.
El tiempo es difuso, los hechos a veces transcurren en simultaneidad, los lugares son indefinidos y los personajes volubles.
Una trama hilvanada con el suspenso que nos lleva página tras página a ir develando el destino de sus personajes, de sus historias con distintos e inesperados finales.
Maria Candela Lara –
Excelente libro