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—“Si sabe rezar, hágalo –le dijo la doctora a Marisol–. A veces la fe ayuda en estos casos. Tenga presente que, mientras haya vida, debe mantener encendida la esperanza de que todo puede mejorar.”

Un accidente automovilístico como el desencadenante de una larga pesadilla.
Una carta que debió ser destruida cuando tuvo la oportunidad de hacerlo.
Un secreto que callaba desde hacía un año y que, llegado el momento, debería tomar la decisión de confesar o continuar ocultándolo…

Desierto personal comienza a tomar forma a partir de una decisión con la que Alejandro pretende deshacerse de todo aquello que se ha transformado en el titiritero de su vida de marioneta. Decisión que ejecutó sin tener en cuenta las consecuencias con las que involucraría a todos los que lo rodeaban.
La historia zigzaguea entre aquellos conflictos que arrastramos por la vida sin poder resolver y que, en algún momento, deberemos enfrentarnos a ellos.
Desierto personal no es un lugar físico, es un andar íntimo por esas oscuridades que nada más existen adentro nuestro. Oscuridades que atemorizan y desalientan, que asfixian y desesperan; y que son las responsables que estemos mal con nosotros mismos.
Y cuando estamos mal con nosotros mismos, difícilmente podamos estar bien con los demás.
Lo importante es que cada día la vida te ofrece nuevas oportunidades. Y así como muchas veces las desaprovechamos, siempre existe la posibilidad de que nos beneficiemos de ellas.