Nada existía además de su dolor oculto y su miedo, su gran miedo. Entre tanto, transcurría la vida, y ella no distinguía nada. Podía disimularlo todo. No se enteraba de si era feliz o no. No sabía qué sentía, ni qué quería, o a qué aspiraba, ni siquiera lo que le haría feliz. No le habían permitido aprender.
¿Cómo hacer que estas páginas esculpan una mano extendida hacia quien viene detrás, para ayudarle a cruzar el abismo ya conocido?
¿Cómo volcar estos pensamientos -eternos socios de horas y horas desdichadas-, mezclados con una buena cuota de sensaciones sepultadas? Esta mezcla aparentemente tan incómoda busca impulsar a otros a rastrear su propio camino para lograr un mundo mejor y entender qué mensaje le muestra su ser a través de su cuerpo.
Mi intención sincera y manifiesta es que mis palabras puedan transmitir siquiera una mínima parte de lo que ha sido el principal aprendizaje de mi vida y el objetivo de mi existencia:
Lo que empezó siendo mi Apocalipsis, terminó siendo mi Génesis.
-Analía-
Priorizar la sensibilidad y la intuición puede sanar…
“Me emocioné tanto al ver este remolino de palabras que nos fue atravesando durante casi todo un año preparado para la imprenta. Qué experiencia increíble acompañarte!!! Te felicito por tu fuerza y tu fragilidad, que unidas armoniosamente pudieron parir semejante hermosura.” -Eugenia-
“Quiero contarte lo contento y honrado que me siento al ser testigo del proceso de escritura de tu libro! Un libro es un mundo, y los libros como el tuyo son más que un mundo: son una oportunidad… Me siento bendecido de verlo crecer y madurar… Hay mucha pericia, amor y creatividad puesta en cada palabra, en cada letra y en cada espacio!” –Facundo-
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