Libros

A mediados del siglo pasado, parte de la humanidad sintió el crujido esperanzador. Una fuerza inusitada brotando de las entrañas de occidente, iluminando los ojos de una generación que intentó modificar la vida hacia nuevos paradigmas, más humanos, más solidarios, más naturales. Mi infancia los sintió como una ráfaga de titulares en la piel, en las bocas de los medios de comunicación y en las primeras planas de mi familia. Una metamorfosis que de algún modo retomo en este libro. Metamorfosis generacional y personal, trunca hacia la forma soñada, pero definida de alguna manera en algo nuevo, libélulas anunciando una tormenta que nunca terminó de concretarse, pero que produjeron algunos cambios, semillas guardadas en frascos para otros mañanas posibles, porque la mayoría de los sueños se fueron diluyendo entre las mañas renovadas y vigentes del poder. La palabra, la pintura, la escultura vuelven a relacionarse en este libro. La poesía asoma su cabeza cada tanto y se esfuma, como es su costumbre ancestral. Y yo siempre tratando de hallarla, mirando las superficies y las texturas que me rodean.
Gracias querido lector, por retomar nuestro encuentro.