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Destinado a la isla Gran Malvina, entre el 23 de abril y el 20 de junio de 1982, el Capitán Médico Jorge Alberto Ibáñez escribió su diario. Día a día, aprovechando al máximo el papel de una agenda, su pluma cuenta lo vivido durante el conflicto armado contra el Reino Unido. Allí pone de manifiesto el amplio abanico de prácticas y sentires que solo uno de los contextos más traumáticos que puede atravesar un ser humano tiene para ofrecer: la espera que desespera, las noches de caldo con cuatro fideos, los sobresaltados despertares por los bombardeos, las vicisitudes políticas que lo mantenían en servicio de la patria, los imaginados reencuentros con Anita, Malena y Jorgito, el hospitalito de campaña bastante precario que sirvió a heridos de ambos bandos, el aspecto macabro de los cadáveres, su empatía con la familia del señor Tennessy (un isleño al que brindó atención médica), la radio que le traía noticias alegres o funestas, las risas y los juegos de truco y dardos que alejaban el miedo, los males físicos y psíquicos que afectaban a la tropa, la vela prendida a la Virgen del Rosario, el “papelito que le salvó la vida”, su anhelo por la paz, la rendición y la maldita jaula de sus primeros días como prisionero de guerra en donde incluso tuvo espacio para la reflexión poética.

El diario de Jorge –sobreviviente como él– es un documento único y de gran riqueza. Útil a historiadores, militares, antropólogos, sociólogos, arqueólogos o para cualquier ciudadano que desee conocer de primera mano sobre nuestra única guerra internacional del siglo XX, de la cual todavía queda tanto por aprender.

Dr. Carlos Landa

Instituto de Arqueología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Investigador adjunto del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)