Sólo la presa de cacería puede latir conmigo, porque sabe el silencio de las huidas y el desconfío. El miedo exudando mi alma ha formado, este lobo agazapado que escudriña tus espacios…
Y así te quedás, menos sola que cuando naciste, con la responsabilidad inmensa de salvar tres almas más, y es ahí donde se produce el milagro, engendrás tu propio parto, te volvés la fiera…
“…y tanto los vecinos como el mundo todo, se volvió una imagen, el público de un gran circo romano… donde yo acababa de comerme al león…”
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