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Los retiros espirituales, por razones técnicas, muchas veces duran 3 días: se llega un viernes por la noche (primer día) y se termina ese domingo (tercer día). Se le llama “cuarto día” a todo lo que se pretende vivir en los momentos siguientes a eso, a los frutos de los días de reflexión, oración y encuentro con el otro, con uno mismo y con Dios.

Hay una lectura en la que Jesús y algunos de sus amigos suben a rezar a un monte y Pedro, uno de ellos, le dice: “Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Pero no podían quedarse, tenían que bajar. De esa misma forma, aunque a veces pareciera ser más lindo, más fácil, más gratificante, quedarse en esos momentos de oración, en el retiro, en la montaña, la vida nos exige que eventualmente “bajemos” al día a día.

Mis 26 días en Añatuya fueron una especie de retiro espiritual, de monte arriba, en el cual pude decantar y ver a través de los ojos de Dios tantas cosas que había experimentado y que estaba atravesando; fue una montaña de oración de la cual hubo que bajar. Si bien por momentos soñaba con quedarme allí, mi tiempo, por ahora, fueron esas 26 gracias que pude reflexionar, una por día. La gracia 27 es mi “cuarto día”, mi monte abajo, mi vuelta a la vida que conocía, o que pensaba que conocía.

Lo recaudado con la venta de este libro será destinado en su totalidad al proyecto de construcción de un playón de juegos en el salón comunitario del Barrio Nestor Kirchner en la ciudad de Añatuya, Santiago del Estero. Si queres conocer más sobre este proyecto o sumar otro granito de arena, escribinos a [email protected]. ¡Gracias!