La persecución que voy a contar se tornó inmensa. Recorrió barrios, provincias, países, días y noches. Pude escaparme de ellos, pero todo lo que hacía era estar atenta a todo lo que sucedía a mi alrededor. Cerradas las puertas mi vida, tenía seguridad.
Siéntanse parte, sitúense en algún momento de este libro, escápense cuando la historia los lastime y vuelvan a ser yo, cuando puedan. Pero les pido por favor que no dejen de leerla. Quiero que sepan lo que me pasó, y quizás así, podamos ayudar a quienes fueron y son abusados.
Insto a que cada persona abusada, explotada, perseguida o torturada se atreva a contar lo que nos causa dolor. No nos acostumbremos a que nuestros victimarios sigan haciendo daño.
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