Miradas de Floricienta. Flavia María Sobrero
Existe poesía siempre que se verse desde el alma.
Se iluminan los laberintos de verdades inconscientes.
El no entender lo poético no existe. Lo dibujado en letras es libre de placeres y de conciencias.
Floricienta transmuta de tiempo en tiempo. Adquiere el poder en la convivencia. Es esa mujer de asumida madurez. Quiere más espejos donde sean posibles los “ver”.
Miradas son las propias y las ajenas. Son las flores perfumando las personas que osan perfumarse. Puede que el deshojar demore un poco más, pero recuérdese que en lo simple está lo eterno.
Del amor, de la muerte, de las traiciones, de la valentía, de los pecados y de la Fe no hay exenciones. Y al final del recorrido se encuentra el verso mejor versado. Ella como Cenicienta reconstruida les enseñará que no existen verdades laberínticas si las manos se posan sobre Él.
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