Ella es Marga y los invita desde su dulzura e inocencia a trabajar la empatía.

A través de un sin fin de aventuras cotidianas nos enseña que las diferencias sociales y culturales que alguna vez fueron impuestas, aun se pueden transformar. Buscando una verdadera inclusión, no solo de palabra bonitas, sino con hechos. En cada capítulo Marga y sus amigos nos enseñan a su corta edad que no existen diferencias a la hora de ponerse en acción, porque para esta niña que no conoce de límites, el límite es el que cada uno se pone y propone.