Las ausencias que esperan, el dolor que se agolpa, la ansiedad que se crispa, el temor que se agranda, la llama que se extingue, la inocencia decepcionada, la alegría que añora, la ilusión agotada, el amor vencido, la nostalgia encarnada, la promesa siempre postergada y un mismo lugar vacío, nombrado por todas las ausencias que nombran y se nombran con miles de presencias, algunas imposibles, otras improbables, algunas prohibidas, otras mal habidas, algunas disfrazadas, otras… impostergables.
Lugares vacíos que sueñan con nosotros o que nos han olvidado. Lugares habitados por el silencio y la soledad. Lugares que parecen inmensos, eternos y fatales; y otros tan pequeños que nos resultan extraños e incluso imposibles, y que dejamos en secreto para poder refugiarnos en ellos cuando es necesario… Lugares que nunca visitamos, que nunca mencionamos, que nunca mostramos…
Lugares tan etéreos como una poesía, como un aroma, como un recuerdo. Lugares que se quedan solo en una palabra o en un sonido; piezas de un rompecabezas que perdimos, pero que conocemos de memoria: detalles, gestos, miedos, intenciones…
De todos esos lugares se tratan estos poemas; en un intento ingenuo por conquistar esos vacíos…