“El cáncer me pasó por un colador en tiempos de pandemia”, es un libro que nos brinda la posibilidad de conocer distintos aspectos de una experiencia de vida, interna y extrema, como lo es enfrentar una enfermedad de la que, en el comienzo, no se sabe cuál será el resultado final.
Nora narra aquí su traspaso por el cáncer, a la manera de un diario íntimo (y no tanto), como hablándose a sí misma, sin la intención de dar consejos ni soluciones mágicas hacia los demás, pero con el objetivo de que su experiencia personal pueda ayudar a quienes lo necesiten. Ella se vio obligada a cambiar su forma de entender física, psíquica y espiritualmente la vida. Y eso la ayudó a recuperarse, por eso entiende que vale la pena contarlo.
Lo interesante de este relato, en primera persona, es que rápidamente nos pone al lado del autor, nos compromete e interpela. Mientras nos cuenta las peripecias que tuvo que pasar en los sistemas de salud, las laborales y, obviamente, las físicas y psíquicas, nos va dejando certezas, experiencias de vida, que nos hacen reflexionar sobre la nuestra.
Frente la adversidad de enterarse que su realidad podía derrumbarse por completo, ella decide parar el mundo (su mundo) y comenzar a fortalecer y reconstruir con otra argamasa, ladrillo por ladrillo, su nueva vida: a sus órdenes y semejanza.
Y se reconstruye, consciente, con buena música, buena lectura, con la energía de sus amistades, con el poner en orden viejos rencores, con el contacto con la naturaleza, con el universo y sus maravillas, con el amor de familia, con alimentos naturales, con el disfrute y el goce.
Nora, acude a la retrospección para avanzar sin fisuras esta vez, y lo logra. Por todo ello les sugiero leerlo, porque, además, nos demuestra que no estamos solos ni siquiera ante nuestros propios fantasmas.